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¡Hola a tod@s!
Soy la creadora de este blog, mi nombre es Anet, y realmente espero que lean todos los capitulos de esta maravillosa historia, esperando que disfruten cada uno de los capitulos que estan aqui, dentro de este blog.


julio 11, 2011

LIBRO 1 Capitulo 6

6. CITA



-“Demonios… no he pegado los ojos en toda la noche, debo tener los ojos completamente hinchados”- pensaba Ana, que aún permanecía recostada en la cama. Acababa de amanecer. Su casa estaba completamente vacía, puesto que su hermano se encontraba de viaje, lo cual a Ana le parecía muy normal. 
Se levantó y se metió al baño lentamente, sin dejar de pensar en la noche anterior; salió del baño después de 20 minutos, se vistió lentamente, mientras veía el reflejo de una chica con la mirada ida y soñolienta. Bajó a la cocina para desayunar, y mientras hacía toda la rutina diaria, seguía pensando en lo mismo: la tarde anterior.
-Aún no me lo creo, ¿fue un sueño?... no, fue real… las estrellas, la luna, Jorge y yo- gritó alegremente -¡FUE REAL!-

Salió de su casa muy temprano, y caminó lentamente hacia la preparatoria. Llegó a la escuela, cuando ya había algunos alumnos. Se dirigió lentamente a su salón, pues parecía que los pies le pesaban. Entró, y justo en ese instante se encontró con Jorge.
-Buenos días- dijo él al verla.
-Buenos días- contestó ella sin siquiera mirarlo al mismo tiempo en que sus mejillas adquirían un cierto color brillante.
Ninguno de los dos cruzó miradas por más de tres segundos. Estaban por hablar, por verse las caras avergonzadas,  cuando en ese instante, llegaron las amigas de Ana.
-Así te quería agarrar- dijo Wiin casi gritando.
-¿Qué?
-Supongo que tienes algo que contarnos, cuñadita- respondió Anilec con aquella sonrisa pícara que solía mostrar al enterarse de las situaciones vergonzosas de las personas que le rodeaban.
-¡Demonios!- exclamó Ana totalmente sonrojada -¡Nos han visto!-
-No te preocupes Ana… solo nosotros lo sabemos- dijo Alejandra al tiempo en que abrazaba a la chica. Después de todo, su mejor amiga era quien la tomaba entre sus brazos. Aquella que por sobre las demás se alzaba de manera victoriosa con cierto aire de franqueza y de amistad. Una complicidad secreta que solamente existía entre ellas dos.
-Por cierto… ¿Por qué tienes la cara toda hinchada?.
-¿Qué?-
-Sí, totalmente hinchada.
Ana al escuchar el comentario de su amiga, inmediatamente bajó su mochila y comenzó a buscar algo dentro de ella de una forma desesperante. Después de unos cuantos segundos, sacó un pequeño espejo y miró su reflejo en el. No logró encontrar los hermosos ojos color chocolate en aquella chica que tenía la cara totalmente ruborizada.
-Quizá fue por que no pude dormir anoche-
-Si, fue por eso o por el beso…- agregó Alejandra entre pequeñas risas.
En ese instante, el timbre que indicaba el inicio de la primera hora de clase, sonó, y los chicos comenzaron a sentarse, cada uno en sus bancas.
Después de pasar todo un duro día escolar, Jorge finalmente logró hablar con Ana. Se acercó con una pequeña libreta en las manos y permaneció de pie junto a ella.
-¿Qué pasa?- preguntó la chica al verlo, evitando encontrarse con los ojos del joven.
-Hoy tienes junta en el salón de la clase 6-b a las 3 de la tarde; los representantes se reunirán para la planeación de los programas de los meses de Noviembre y Diciembre-
-OK, hoy junta a las 2-
-No… la junta es a las 3, también recuerda que mañana hay examen de ingles, y  no olvides que el domingo hay una reunión en la casa de David, por cierto acuérdate también que hoy terminas conmigo en el cine, ósea tendremos una cita-
-Hoy junta a las 3; el sábado, examen de ingles; domingo, reunión en casa de David, mañana cine-
-Repite conmigo: Hoy junta a las 3, mañana examen de ingles, domingo, reunión en casa de David, y hoy salida al cine.
-Hoy junta a las 3, mañana examen de ingles, domingo, reunión en casa de David, y hoy salida al cine- contesto la chica tomando sus dedos intentando contabilizar las actividades próximas a planear.
-Creo que ya lo aprendiste- dijo Jorge sonriendo de manera sutil y alegre, al tiempo en que salía del salón.
-Si… hoy junta y salida al cine- dijo Ana para si             misma casi susurrando -¿Salida al cine? ¿Una cita?-
Al comprender las palabras de Jorge, su corazón saltó de felicidad. Realmente no esperaba que él la invitara de esa manera, pero, lo verdaderamente importante en esos momentos, era que tendría una cita con él.
Las clases comenzaron nuevamente, después de que el receso acabara, y el día escolar pasó demasiado rápido, pero justo antes de que la última clase terminara, Ana se quedó dormida sobre su banca.
La última clase terminó, y como sus amigas sabían que la chica no había logrado dormir la noche anterior debido a todas las emociones que había tenido, decidieron dejarla en paz. Pasaron 2 horas, dos horas en las cuales Ana durmió plácidamente sin siquiera darse cuenta de que el tiempo transcurría más rápido que sus propios sueños.  No fue sino, hasta que el sonido del silbato del entrenador de basquetbol llegó hasta sus oídos cuando Ana logró volver al mundo real. Un mundo que en aquél entonces le resultaba bueno y sincero… el mundo en el cual, en esos momentos era iluminado con un enorme sol, un astro rey llamado Jorge.
-¿Dónde estoy?... ammm, me quedé dormida, todos se han ido, ¡La junta!, ¡Lo olvidé!- dijo Ana al tiempo en que se levantaba de su banca. Casi por instinto, volteó a ver el reloj solo para darse cuanta de algo que inconscientemente ya sabía: era más tarde de lo esperado.  Corrió a toda velocidad hacia la puerta del salón, y al salir chocó con una persona. Ella cayó al suelo, y la otra persona solamente logró tambalearse, tal y como lo hacen las personas mareadas.
-¿Estás bien?- preguntó Jorge, mientras le tendía la mano para levantarla del suelo –Arriba-
-Si, no se preocupe, fue mi culpa… ¡Jorge!... ¿Qué haces aquí?- dijo Ana mientras sus ojos se ponían como dos enormes platos - ¿No te tenías que haber ido ya?-
-Si, yo también estoy bien, gracias por preguntar-
-Lo siento… es solo que-
-Como te quedaste profundamente dormida, no quise despertarte, así que fui a la junta en tu lugar… mira tienes que hacer todo lo que dicen estas hojas…-
-“No lo entiendo”- pensó Ana mientras tomaba las hojas que Jorge sostenía con sus manos. No pareció tomarle importancia, pues sus ojos solamente podían prestar atención a una cosa: la belleza que ellos podían ver a través de aquella persona. A través de Jorge –“Quizás, él actúe de esa forma tan inmadura, pero, cuando lo conoces bien, te puedes dar cuenta de la verdadera forma en que actúa… él pudo haberme despertado… más sin embargo… no lo hizo, por que le preocupé”-
-Entonces, ¿Nos vamos al cine?-
-Si- contestó la chica sonriendo.
Salieron de la preparatoria casi a las 5 de la tarde. Tomaron un autobús rumbo al centro de la ciudad. Cuando subieron al transporte, se dieron cuenta de que solamente quedaba un lugar vacío. Un único lugar vacío. Definitivamente seguían siendo amigos, pero estaba claro que la única diferencia en esos momentos,  era que  ella le pertenecía a él y que él le pertenecía a ella.
-Vamos, siéntate- dijo Jorge al tiempo en que le cedía el lugar a la joven.
-Pero… ¿Y tú?-
-No te preocupes por mí, siéntate-
Ana tomó asiento. Sentía una extraña sensación, estaba realmente nerviosa. Al llegar al centro comercial de la ciudad, bajaron y entraron al cine. Compraron las entradas, y se dieron cuenta de que, como la película comenzaría en unos cuantos minutos, ambos tenían la oportunidad de comprar algunas cosas antes de entrar en la sala de cine.
-¿Quieres algo?- preguntó Jorge sacando su pequeña cartera.
-¿Eh?, Si, creo que estarán bien unas palomitas y un refresco- contestó Ana al tiempo en que también  mostraba su pequeño monedero.
-No te preocupes, yo las pago-
-Pero…-
-Está bien, después de todo no voy a permitir que sea mi novia quien se compre sus cosas cuando tenemos una cita-
-“Genial”- pensó la chica recordando la forma en la que los delgados labios de Jorge habían pronunciado la palabra ‘novia’ –“Estoy actuando como una tonta, quizás sea por que nunca he salido con alguien… o tal vez son mis nervios”-

Entraron a la sala de cine, y se sentaron los dos juntos. Y a pesar de todo el tiempo en que habían estado juntos, ninguno de los dos logró articular palabra alguna. El nerviosismo entre la joven pareja era más que evidente. Tanto que podía decirse que cualquier persona que no los conociese hubiera logrado adivinar que estaban en una cita. Para ser mas exactos, ambos tomaban esa cita como su primera cita, puesto que pensaban en esa relación como si fuese algo mucho más real y mucho más seria.
-¿Puedo apoyar mi brazo en tu apoyabrazos?, claro si no te molesta- preguntó Jorge sonriendo alegremente. Una sonrisa que mostraba los blancos dientes del chico.
-Seguro-
-Si quieres tú también puedes recargar tu brazo-
En ese instante, la película dio comienzo. La trama era más que interesante, pues trataba de una mujer indecisa que se había enamorado de un hombre muy guapo, pero debido a sus indecisiones, aquel apuesto hombre, terminó casándose con la mejor amiga de la chica.
La película estaba por terminar, justo cuando Jorge, discretamente movió su mano, tratando de llamar la atención de su novia. Ana observó la extraña acción del chico. Un movimiento inusual después de tanto tiempo. Siguió viendo la película sin darle la menor importancia al movimiento indiscreto. Fue entonces, que su mente se detuvo en seco.
-“Quizá… ha tenido apoyado el brazo en la mitad del apoyabrazos, para que yo también ponga mi mano”-
Entonces, apoyó discretamente su brazo junto al de Jorge. Ambos sonrieron después de unos cuantos segundos. La razón de esta sonrisa, era que ella y él, se habían tomado de la mano. Un cálido y fuerte apretón de manos.
Cuando la película termino ya era un poco tarde, así que Jorge decidió, acompañar a Ana a su casa. Decidieron volver caminando, justo por la misma callecita empedrada de siempre, cuando notaron que las primeras estrellas habían comenzado a salir. Las puestas de sol duraban más durante los veranos. Y ese día, el cielo estaba completamente despejado.
-¿Cuál fue tu parte favorita de la película, Jorge?- preguntó la chica un poco menos avergonzada, puesto que ya se sentía capaz de pronunciar palabras tales como ‘novio’ ‘amor’ ‘te quiero’.
-Ammm… cuando nos tomamos de las manos-
Ambos guardaron silencio, al mismo tiempo en que reían por dentro.
-Oye, mañana te pagaré lo de las palomitas y el refresco-
-No tienes que hacerlo, siempre haré esto por ti, ya te lo dije hoy en el cine…  después de todo, tú estas adentro-
-¿Adentro?-
-Si, mira, yo clasifico a las personas de acuerdo a mí círculo afectivo. Es decir, tengo a personas que están dentro de este círculo, y otras que no lo están. Las personas que están dentro, son las personas que verdaderamente son importantes para mí-
-Entonces, ¿soy importante?-
-Muy importante… desde hace mucho tiempo que eres importante para mí-
-¿En serio? ¿Desde cuando?-
-Mmm… creo que fue cuando tenía 12 años, por más que me preguntaba por que me gustaba verte reír, o por que razón me enfadaba cuando alguien te hacía llorar… por más cuestionamientos que me hice a mi mismo, siempre tenía la misma respuesta… aunque durante ese tiempo, la quise evitar… y tù misma viste lo que pasó por hacerlo-
-Y…- dijo entre susurros la joven -¿Cuál era la respuesta a evitar?-
-Te mueres por escucharla, verdad-
-Seguro…-
-Amor- dijo Jorge al tiempo en que tomaba una gran bocanada de aire –La respuesta que evadía con  mucho miedo, era ‘amor’-
-Tú también eres muy importante para mí-
Justo en ese momento, ambos jóvenes se encontraron con Karina, que también iba caminando por la pequeña callecita.
-Buenas noches- dijo ella.
-Buenas noches- contestaron los dos sin dejar que la sonrisa de sus rostros resultase opacada.
-Debe ser difícil para ella- dijo Ana un poco triste.
-Si… pero, creo que ni ella ni su hermana, se merecen la lastima de nadie-

Siguieron caminando por la tierna callecita empedrada, hablando como lo que habían sido hacia unos cuantos años: un par de adolescentes que resultaban ser buenos amigos. Estaban por llegar a la casa de Ana, cuando inesperadamente ella jaló fuertemente a Jorge, tomándolo de la mano al tiempo en que le pedía que la siguiera. Jorge aceptó sin dudarlo, y caminaron dos calles más, hasta que llegaron a una pequeña plaza comercial.
-Mira- dijo ella señalando una cabina fotográfica llena de luces multicolores –Tomémonos una-
Entraron en la cabina, y se tomaron una fotografía, sonrieron después de recibir las fotografías, dándose cuenta de que las fotos venían en un pequeño paquete de 12 imágenes, entonces las repartieron, de modo que cada quien se quedara con la mitad del paquete. Caminaron  nuevamente hasta donde se encontraba el camino de la callecita empedrada, cuando Ana observó una pequeña máquina de peluches.
-¡Qué lindo!-
-¿Lo quieres?-
-Sí… pero-
-Entonces… lo ganaré para ti-
Jorge jugó con todo el dinero que le quedaba, pero aún así, no logró sacar el peluche de felpa que Ana había visto. Se retiraron del lugar; él agachando la cabeza, y ella sin parar de reír.
-Vamos, quita esa cara Jorge-
-Un chico debería ser capaz de atrapar a un peluche para su ‘novia’… aunque me basta con haber pasado toda esta tarde contigo-
Finalmente llegaron a la casa de Ana. Ella entró, y Jorge volvió sonriendo a su casa. Regresó a su casa caminando por la calle de siempre, cuando inesperadamente se encontró con Karina. Su rostro sombrío y su voz débil se encontraron con el rostro del joven. Un rostro que brillaba aún en mitad de la noche.
-¿Vienes de la casa de ella?- preguntó la chica quebradamente pero sin vacilar.
-No tengo por que darte explicaciones-
-Supongo que tienes razón, después de todo tú y yo…-
-Tú y yo, nunca tuvimos nada que ver; que te quede claro-

En ese instante, Jorge siguió con su camino; no sin antes recordar la imagen de Karina frente a él, en aquél amargo día… el día en que cometió lo que èl catalogaba como el peor error de su corta vida. El día del funeral de las victimas de los atentados del 6 de mayo de Valle del Rey. El día del funeral de Lucía.




“Creyendo en sus palabras… siento que el mundo es verdaderamente mío”

 

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