1. PREFACIO
Recuerdo bien que era una cálida mañana de verano el día en que decidimos volver a Valle del Rey. Estaba realmente feliz de volver a mi ciudad natal. Aunque la ausencia de mi madre ya no era tan fuerte, aún me seguía haciendo falta. Creo que todo esto es muy normal.
Perdí a mi padre cuando apenas era un bebé, y a mi madre un mes después de que nos mudásemos a la nueva ciudad. Y hasta este día no le he vuelto a ver. Continúe con mi vida normal hasta el día de hoy. La promesa que nos hicimos tiempo atrás aún permanece vigente para mí.
Pero yo sé que con el tiempo, los recuerdos solamente son eso “recuerdos” que van quedando olvidados dentro de los corazones de cada persona. Pero, yo soy la excepción. En mi pequeño y cálido corazón, aún puedo recordarlo todo de él. Absolutamente todo. Es difícil poder olvidar a esa persona que hace que te sientas feliz con el simple hecho saber que es tuya. Y que tú le perteneces.
Somos dos pequeños adolescentes que sentimos lo mismo. Un pequeño milagro en nuestros corazones nació desde el primer momento en que cruzamos nuestras miradas. Mi existencia esta atada a él. Y su existencia es mía. Hoy más que nunca, anhelo cumplir mi promesa. Por que para mí, esos momentos junto a él son más preciados que nada. Hoy todo es fácil y sencillo. Amar no es complicado durante la adolescencia. Pero… ¿Siempre será así?
Yo lo dudo… lo dudo… pero sin embargo, quiero creer que así será…
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