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¡Hola a tod@s!
Soy la creadora de este blog, mi nombre es Anet, y realmente espero que lean todos los capitulos de esta maravillosa historia, esperando que disfruten cada uno de los capitulos que estan aqui, dentro de este blog.


julio 08, 2011

LIBRO 1 Capitulo 4

4. EXCURSIÒN


Habían ya pasado varios días desde que Ana, había regresado a la ciudad. Todas sabían que había regresado, Jorge lo sabía, pero aún así, las cosas entre los dos habían cambiado mucho desde que Ana había dejado la ciudad hacía 2 años.
Ese día, era una hermosa mañana de sábado. Estaba soleado, pues el verano estaba por terminar. Los tiempos más locos del clima estaban por llegar a la ciudad. Una calidad brisa lograba sentirse cada vez que te acercabas a la ventana.  
Ana salió ese día muy temprano de su casa, pues tenía que ir al supermercado, ya que tenía que comprar los ingredientes necesarios para preparar su desayuno; solamente el suyo, puesto que Daniel, se encontraba de viaje en el extranjero.
Ella se hacía cargo de la casa, pues habían llegado hacía unos pocos días. Para esos días, Daniel ya se encontraba buscando a alguien para que ayudará en las labores de la casa, y no solo para eso, pues como él trabajaba muy seguido fueras de la ciudad, tenía que mantener vigilada a su hermana. Ana entró al supermercado y comenzó a buscar las cosas que le hacían falta.
Mientras Ana compraba las cosas necesarias para el desayuno, una persona muy especial acababa de levantarse. Jorge acababa de despertar de un amargo sueño.
Era un sueño sumamente especial, pero que constantemente tenía. En el sueño, él se encontraba junto a Lucía, justo el día en que ambos habían discutido. El sueño siempre terminaba en la misma parte: justo el momento en el que Jorge encontraba a su novia con su verdadero novio.
-¿Por qué no puedo olvidar el pasado?- se preguntaba Jorge al tiempo en que observaba el techo de su habitación intentando contrarrestar el mal           sueño -¿Por qué lastimo a Ana? ¿No fue su culpa o sí?... tenía una razón por la cual marcharse… ¿verdad?-
En ese momento su hermana gritó desde la cocina. Le avisaba que saldría por un momento a la tienda a comprar un poco de leche. En ese instante escuchó el leve rechinido que hacía la puerta al cerrar. Pasados unos cuantos minutos, escuchó el timbre de la puerta. ¿Quién podría ser? ¿Tal vez Anilec?
No, ella no podría ser puesto que traía sus llaves. Jorge se levantó y corrió a abrir la puerta. Su sorpresa fue grande al abrir la puerta y ver que la persona que tocaba era Ana.
-¿Sí?- preguntó él al abrir la puerta.
-¿Se-se encuentra Anilec?- preguntó Ana sorprendida al ver a un Jorge diferente del que ella recordaba. La persona que tenía frente a ella, ahora tenía el dorso mucho mas marcado, también tenía el cabello café castaño algo corto, y además, su voz había cambiado levemente. Ahora en algunas partes del pecho mostraba su poco, pero muy definido vello. Estaba tan sorprendida, que se asombro no haber tirado baba frente al joven.
-No-
-Bueno- contestó Ana –Entonces me voy-
Jorge se quedó en silencio, pensando en todos los buenos momentos que había tenido con Ana. Sus movimiento fueron rápidos, la tomó del brazo izquierdo girándola levemente, entonces la abrazó fuertemente al tiempo en que le decía que no le   dejara -Perdóname por todo-
Ana se quedo inmóvil, pues no comprendía aquella reacción extraña que acababa de tener Jorge.
El chico al notar la sutileza de los músculos de la joven, la soltó, y se alejó un poco de ella. Ana también hizo lo mismo al tiempo en que le decía que ella le quería demasiado, y que en verdad le gustaría mucho ser de nuevo su novia.
-¿Realmente quieres volver con alguien como yo?-
Ana sintió como su corazón se estrujaba dentro de su pecho. ¿Por qué él había preguntado eso? ¿Por qué tenía que haber dicho eso?
Esa pregunta había removido completamente los sentimientos de la chica. En ese momento recordó lo que Alejandra la había dicho hacía ya unos días.
-No lo sé- contestó finalmente la chica. Y era sincera, porque aquella simple pregunta había desbalanceado todo en su interior.
-Te he lastimado tanto, y aún así…las cosas han cambiado, yo he cambiado… ¿En verdad quieres estar conmigo?-
Ana se quedó callada. No sabía como responder, pero en algo era seguro que ella estaba de acuerdo con él: “Las cosas habían cambiado”.
-Entonces… empecemos de nuevo- agregó ella tratando de sonreír –Tonto, siempre puedes volver a hacer las cosas… está bien si no quieres ser mi novio, pero al menos… dejemos que aquellos verdaderos amigos de secundaria, vuelvan a ser eso: amigos-
Jorge se quedó callado, estaba realmente impresionado por lo que sus oídos acababan de escuchar. Solamente asintió con la cabeza, pues estaba tan sorprendido que solo logró hacer eso.
Se despidió de ella con la esperanza de verla nuevamente al día siguiente, pues tendrían una excursión por parte de la preparatoria a la montaña del Rey. Ambos querían verse nuevamente. Jorge entró a su casa y se tiró nuevamente en la cama.  Se quedo pensando especialmente en lo que Ana le había contestado esa mañana.
Se suponía que debía estar feliz… entonces ¿Por qué lloraba su corazón? ¿Acaso los sentimientos que había tenido hacía Lucía permanecían aún vivos?
O quizás esos sentimientos nunca habían muerto. Eran sentimientos contra los cuales no podía luchar. Sentimientos mucho más fuertes que su propia voluntad.

El día de la excursión, que había estado programa desde el principio del semestre, finalmente llegó. Las cosas parecían marchar a la perfección hasta que se les fue informado a todos los alumnos, que para realizar la caminata, deberían de ir en grupos de al menos 6 personas y que para facilitarles las cosas, los grupos ya se habían seleccionado. También se les informó que estaba estrictamente prohibido el uso de celulares durante todo el recorrido.
El equipo no. 3 estaba integrado por: Ana, Jorge, David, Alejandra, Karina e Iván. La caminata dio comienzo cerca de las 11 de la mañana. Tenían que recorrer 15 Km. antes de que el sol se pusiera en lo alto de la montaña del Rey.

Los chicos comenzaron a adelantarse sin esperar a las chicas. Ana y Alejandra comenzaron a platicar y a caminar despacio, pues como eran las 11 de la mañana el sol estaba en todo su mausoleo. Karina caminó también detrás de ellas, pero sin integrarse en ningún momento a la plática. Ella era una chica de mediana estatura, cabello lacio y de color café castaño, ojos pequeños, lo cual no lucían bien debido a las gafas que solía llevar. Hablaba muy poco. Una chica solitaria, en medio de una reunión de amigas. Nada fácil para integrarse en la conversación.
Ana comenzó a ver, como Jorge se empezaba a empujar a modo de juego con un chico que también parecía jugar con él.
-¿Quién es el chico que va jugando con Jorge?- le cuestionó Ana a su amiga al tiempo en que le señalaba a los jóvenes, pues aquel chico parecía tenerle gran confianza a Jorge.
-Ah- contestó Alejandra – Él es David, cuando tú te fuiste, él llegó en el semestre siguiente y se hizo muy amigo de Jorge-
-Valla, oh, uf - dijo Ana –Realmente pasaron muchas cosas cuando me fui-
-Si, y junto con él llegó también Irma- agregó Alejandra con cierto gesto de molestia.
-¿Irma?-
-Si… es como si vieras a otra Wendy en versión adolescente-
Ambas se miraron a los ojos y comenzaron a reír. En ese momento, se dieron cuenta de que ya llevaban 5 Km. recorridos, pero que también ya llevaban más de 2 horas caminando. Karina comenzó a ir más lento, hasta que finalmente se detuvo. Para esos momentos ellas ya habían perdido de vista a los chicos.
-Esperen- dijo Karina al tiempo en que se sentaba en el suelo.
-¿Qué pasa?- preguntó Ana mientras se acercaba a ella, con algo de preocupación en su voz.
-No me siento bien-
-Bien, entonces descansaremos por un momento, ¿vale?-
-Gracias- contesto Karina tratando de responder al gesto de su compañera.
Decidieron que lo mejor era descansar un rato, podrían comer, y así también Karina podría descansar por un tiempo.
Se acababan de sentar a la orilla del camino cuando Alejandra señaló que alguien estaba regresando. Se trataba de Jorge.
-¿Qué es lo que pasa?- preguntó el interpelado al llegar a donde las chicas se encontraban.
-Karina se siente mal- respondió Ana.
-¿Qué te pasa? ¿Qué tienes?- preguntó el chico al tiempo en que se hincaba junto a Karina.
Jorge tocó la frente de la chica, pero ella respondió con un fuerte manotazo. Lo intentó nuevamente, y esta vez Karina no se negó. Tenía fiebre, o al menos eso fue lo que informó Jorge después de tocar la frente de la chica. En ese momento, se levantó y comenzó a caminar en dirección contraria a la meta.
-¿A dónde vas?- preguntó Ana.
-En el kilómetro 3 están los profesores haciendo una barbacoa, así que regresaré para pedir ayuda-
-Pero…-
-¿Alguna de ustedes trae su celular?- preguntó el chico, al tiempo en que sacaba su celular, el cual parecía estar prohibido. Las chicas cruzaron miradas rápidamente dudando de cómo era que Jorge había conseguido pasar su celular.
-Yo tengo el mío- contestó Karina levantando la mano.
-Bien- agregó Jorge -¿Es el mismo número?-
Karina asintió con la cabeza, y casi susurró: “El mismo”.
-Yo voy contigo- dijo Ana al tiempo en que se levantaba del verde pasto.
-Es mejor que te quedes-
-Pero… yo soy la encargada de este equipo-
-Como quieras entonces, pero si me haces bajar la velocidad, te dejaré atrás- respondió Jorge sin dejar de caminar.

Los dos chicos comenzaron a caminar bajo el incesante sol.
-Karina… habla muy poco… ¿Por qué será?-
-Cuando era pequeña, tuvo un trauma muy fuerte, y aunque ha crecido parece ser que no se ha recuperado del todo… después de todo debe ser difícil-
-“¿Por qué… por que Jorge tiene el número de celular de Karina… será por que han sido compañeros… o por que entre ellos… hubo algo?”-
-Iba en serio lo de dejarte atrás-
-Lo siento- dijo ella, al tiempo en que caminaba mucho más aprisa –“Que egoísta soy… me preocupo por cosas que realmente no tienen nada que ver, en lugar de preocuparme por Karina que esta enferma”-

Después de caminar, cerca de 1 hora, llegaron hasta donde se encontraban los profesores encargados de la excursión, y les contaron lo que había sucedido en torno a Karina. El profesor Alberto, al escuchar lo sucedido, subió en su coche y se dirigió hasta donde los jóvenes le habían indicado que se encontraba la chica enferma, pues la llevaría a casa. Debido a que habían regresado 2 kilómetros, el profesor les dio la oportunidad de que se quedaran ahí, simulando haber terminado la caminata.

Ana se encontró con sus amigos al final de la caminata, justo cuando el ocaso se lograba divisar en el horizonte.
Comenzaron a abordar los camiones de traslado de la preparatoria, al tiempo en que las primeras estrellas comenzaban a salir.
-¿Fue dura la caminata?- preguntó David, quien tomó asiento al lado de Ana.
-Créelo, apenas y puedo sentir mis piernas- respondió Ana sonriendo –Y eso que solo fueron 7 kilómetros-
-Y, ¿Qué pasó con Karina?-
-La llevaron a su casa-
-Me alegro, debe recuperarse, por que sino se comenzará a atrasar-
-No logro comprender nada…-
-¿Sobre qué?-
-Sobre su relación con los demás, digo, puede intentar hacer buenos amigos-
-Oye… me tiene a mí-
-Entonces deberías cuidarle más-
-Me basta con la relación que tenemos-
-Debe ser difícil pasar por una situación así,… pero lo que me pareció más extraño, fue la forma en la que actúo conmigo, bueno, más bien la forma en que actúa con todos… quizás, todo es por alguna situación en especial-
-Si, opino lo mismo-
-Creo que si, aunque parece que no se ha recuperado del todo-
-Nunca le he visto lamentarse o algo por el estilo, ha sido demasiado fuerte, pero… creo que a veces hace daño guardar todo un sentimiento así-
-Creo que tienes razón-
-Fue la primera novia que le conocí-
En ese instante, el silencio se hizo presente entre los dos chicos. Ambos se miraron fijamente a los ojos.
-¿Qué?-
-¿De… de quién me estas hablando?- preguntó David confundido.
-De Karina… ¿Y tú?- preguntó Ana.
-De Jorge… Karina es la hermana de Lucía… y ella… era la novia de Jorge… ella murió durante los atentados del verano pasado… estaba de viaje junto con su ex-novio… ellos nunca terminaron-
-¿Qué?-







“Sin importar como fuese… de nuevo he caído en el mismo camino… he encontrado algo mas valioso que el dinero, o que la vida…
He conocido el amor”

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